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El Artista

Enrique de Arfe

Se estima que Enrique de Arfe nació en la región alemana de Colonia, cerca de la cual se encuentra la ciudad de Harff, por lo que también es citado como Enrique de Harff. Por otro lado, en el contrato que suscribe con la Catedral de León para acometer el encargo de su custodia, es nombrado como “Enrique de Colonia”. Esta última denominación también puede hacer referencia a una conocida saga de plateros que ostentaba este apellido. Asimismo, algunas teorías apuntan a la hidalguía de la familia Arfe, tal y como argumenta su hijo Antonio de Arfe en un pleito.

Nos encontramos, sin lugar a dudas, ante el platero más insigne de la Europa de su tiempo. Además con él se inaugura la dinastía de plateros más destacada de España y, quizás también de territorio europeo. Le suceden su hijo Antonio de Arfe y su nieto, Juan de Arfe. Éste último es también el responsable de la difusión de la trayectoria vital y producción de su abuelo, en su faceta como teórico del arte en obras como “De Varia Commesuracion”.

Su presencia en España se documenta en el año 1501, momento en el que recibe encargo de ejecución de la custodia de la Catedral de León. Esta pieza, que sería destruida en la Guerra de la Independencia, es conocida a través de descripciones tan completas como la ofrecida por Antonio Ponz. De este modo, en su obra “Viaje a España” se hace referencia a una custodia de cinco cuerpos, dotada de cruz cimera, relieves y diferentes figuras. En definitiva, la custodia leonesa seguía la misma tipología que, posteriormente, se desarrollaría en Córdoba y Toledo. En este sentido, tampoco podemos olvidar cómo el orfebre también realiza la custodia del antiguo convento benedictino de Sahagún, entre los años 1510 y 1515.

Las custodias de Enrique de Arfe muestran una renovada concepción arquitectónica, al dotarlas de una arquitectura más abierta y caracterizarlas por la profusión de esculturas que demuestran el influjo del Gótico de Centroeuropa. Una visión fantástica de la arquitectura que se demuestra en detalles tan diversos como la decoración de tracería que culmina en arcos ciegos. De este modo, el orfebre introduce en nuestro país un renovado concepto estético. Arfe reinventa y consagra el modelo de custodia de asiento o de torre que hace visible y muestra al Cuerpo de Cristo. Por lo que convierte a la custodia en un monumento arquitectónico, a semejanza de las estilizadas y grandiosas torres del Gótico, concibiéndola como una microarquitectura en plata, esbelta, calada y que alcanza lo etéreo.

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