Almoneda del Inca Garcilaso. Facsímil Interactivo.

El remate de los libros del Inca es quizás la pieza más novedosa y fascinante contenida en la almoneda de sus bienes. Es también la más accesible al lector no paleógrafo, al haber sido asentado en letra humanística corriente, y no en la procesal encadenada que blinda a los ojos del profano la documentación notarial que conforma el resto de la almoneda. Lo ofrecemos aquí en reproducción facsimilar a partir del original manuscrito, conservado en el Archivo Capitular de la Catedral de Córdoba (sección de Obras Pías, caja 285, legajo 10, s. f.).

Nuestro propósito es transmitir a los amantes de Garcilaso, y por extensión al público curioso, la impresión de estar asistiendo en persona al momento en que, recién fallecido el escritor, se decidió el destino de su biblioteca, en la medida en que el contacto «directo» con las fuentes primarias pueda poseer esa virtualidad. La transcripción que acompaña a las imágenes fotográficas tiene así un valor meramente subsidiario. Mantenemos en lo que cabe la literalidad del dechado, sin modernizar la ortografía ni intervenir en la puntuación, aunque desarrollamos las abreviaturas y suprimimos por norma el punto que les sigue. En una sola ocasión, nos ha parecido obligado dejar una abreviatura («Pº. leuio», tal vez por «Polibio»). La tilde de nasalización sobre vocal, la transcribimos como ene o eme según los casos. Cuando dudamos entre mayúscula y minúscula en inicial de palabra, ponemos minúscula aunque se trate de un nombre propio. Respetamos las aglutinaciones comunes («destos »). No conservamos, en cambio, las divisiones o uniones anómalas de vocablos, pero sí en aquellos nombres de autores y títulos de obras donde la partición gráfica efectuada por el amanuense trasluce su grado de competencia erudita o la fonética cordobesa de la época. No enmendamos errores acústicos —delicioso alguno de ellos— ni latines defectuosos. A la tentación de acentuar nos hemos resistido aun a sabiendas de lo pecaminoso que puede resultar en filología un exceso de continencia en ese terreno, especialmente en las personas del verbo. No se trata, con todo, de una edición paleográfica en sentido estricto: no reproducimos los numerosos signos (rayas a veces confundibles con comas, cruces, círculos) con que los responsables de la subasta fueron señalando los ítems, presumiblemente para su recuento, ni —salvo en una ocasión exigida por la sintaxis— los cálculos y otras indicaciones numéricas y verbales que hicieron en los márgenes, ni las rúbricas que rematan cada folio, ni las marcas de las cabeceras. Voladas y entre corchetes se intercalan las mínimas apostillas descriptivas que conciernen al texto.

Invitamos al lector a que prescinda de tales andaderas y se suba sin prevención a la máquina del tiempo del facsímil.