Retablo Mayor

Una vez finalizadas las obras del crucero, el obispo Diego de Mardones centró su interés en la construcción del Retablo Mayor, destinando para ello una importante donación personal. Desde primer momento las trazas son encargadas a Alonso Matías, que se inspira en los tratados arquitectónicos de Palladio y Vignola. En referencia a los materiales, se opta por la elegancia que es aportada por el bronce y el mármol, de procedencia local.

El retablo se estructura en banco, un cuerpo principal formado por tres calles a través de cuatro columnas de capitel compuesto, y un ático. El tabernáculo está flanqueado por los lienzos de San Acisclo y Santa Victoria, a los que corresponden en la zona superior, la Alegoría de la Iglesia y la Alegoría de la Abundancia. El registro superior está presidido por la pintura de la Asunción, escoltada por los lienzos de los mártires San Eulogio o San Pelagio y Flora o Santa Digna, que son coronados por las efigies de la Justicia y la Templanza. De otra parte, a los lados de las figuras martiriales, se encuentran las esculturas de San Pedro y San Pablo. En el ático se sitúa un relieve de Dios Padre separado del primer cuerpo a través de una cornisa con frontón sobre la que descansan las representaciones de la Fe y la Esperanza, que sostienen una guirnalda.

Las pinturas, encargadas a Palomino en 1713, sustituyen a las primitivas de Vela Cobo. Todas ellas se insertan en marcos con frontones curvos partidos. En lo que respecta al tabernáculo, fue realizado por Sebastián Vidal, según trazas del propio Matías.